domingo, 21 de febrero de 2016

Cinematográfica

Cinematográfica

Igual y no está relacionado,
-desde el Sol se levanta-
hayamos despertado cansados
filtrándonos en tecnicolor
mientras los reptiles
siguen
siguen
preguntándose, descansando.

Se los dije, siempre
siempre.
He sido tan pragmático
y tan teórico,
qué se supone
estábamos destinados a hacer
una o
tal
vez
dos cosas.
Se supone necesité
romper las leyes de la gravedad,
físicas namás.

Nada nunca es así
ni la vida nocturna
ni el escocés
o la mente fácil
o el útero
o las catacumbas
o el sótano.

Volví a ver en la catedral,
vi a las putas
y al cielo.
Se otorgaron amparos en saliva ajena,
cáncer de nuestros tiempos.

Sufrió la informalidad de
todos los discursos
de los estropajos y harapos
que parecen parecer.

Partió.
Voló.
Quiñó
a la mitad de estos juegos
de la espontaneidad
que escurre de tus piernas.

Aparece una pantalla en negro
      diciendo:
            “Hasta aquí”
me resguardo en
mi sillón,
aguantando las ganas de desembocarme
y otro pantallazo en negro
      me dice:
            “Se supone que tenían
            que hacer una cosa
            o talvez dos”

En la colina
de los edificios más tristes
      rodó,
            rodó,
                  rodó,
                        rodó,
encontrándose a la humanidad
cada vez que el rostro
pasaba por el pavimento.

Se rifó cada uno
de mis huesos,
en la iglesia se comieron
mi carne y se tomaron mi llanto,
en la escuela los niños
jugaron con mis ojos,
sin saber que no eran míos.

Solo podía pensar
en todo lo que había
pasado sobre mí,
en lo que nunca bebí
y nunca sentí,
en lo que debí de decir o discernir,
y también mientras
me aplastaban los ojos
traté sin mucho éxito
de volverme,
igual y todo esto no está relacionado.

En realidad, para no hacer el cuento largo,
sólo me interesaba
cuando pensando,
me decía
que yo, que yo,
que yo sólo y talvez,
muy lejos,
en el fondo
teníamos que hacer
una cosa

o talvez dos.