lunes, 11 de enero de 2016

Abrigo rojo

Abrigo rojo

Algo en tu magnetismo
los ha hecho cambiar
como si todo el tiempo
buscaran ir atrás.

Lo buscaste
desde el fondo,
dijiste
que viera tus dedos
encendiendo las luces,
hablando todo el tiempo
de tus problemas.
Y estoy todo el día ahí.

Parece como si fueras
la misma
cuando
sólo te has pasado en medio.
Y estas todo el día ahí.

Pareces como una gota de lluvia,
y cuando te vas
suena como a un final feliz.

Me despertaste
al borde de
la montaña de los corazones rotos.

Me veías miserable,
no usaba mis zapatos más cómodos,
y nada cambia
y nadie planea algo,
pero mientras la luz cambia
a azul,
escucho tu canción en la madrugada.

No pienses que esto
es algún tipo de prueba,
porque en todo el mundo hay árboles de plástico
o te has comenzado a sentir un poco más vieja.

Me estoy tomando esto
con más seriedad de la usual,
sólo porque trato de que creas
que hoy soñé contigo.

El espejo sigue roto
al igual que este cielo,
pero pretenderé que solo fuiste una más.

Estás en el campo de batalla,
como un viaje de ele ese de,
como un fantasma
que me pregunta
por mi nombre.



Ni los muebles de mimbre
te controlan,
y así,
políticamente
me preguntas por mi nombre.

Ahora,
ahora alargo mi camino a casa,
pero el cinturón me apretó tanto
que he comenzado a cortarme.

Pensé verte en ese bar,
pero sólo fue una señal de humo,
lo hubiera jurado,
o tal vez era mi mente
haciéndome pasar
un juego sinuoso,
y ya le pregunte a todos
y me dicen que te estoy imaginando.

Pero te escucho aquí,
en mi boca,
y el cinturón me vuelve a cortar,
como hace poco
cuando olvide todos
tus atajos.

El delay está en reversa,
al igual que tu discurso,
te vi ahí,
en la calle principal,
traías flores,
para todas las tumbas que tienes que visitar,
nada más que de igual manera,
se te olvidará mi nombre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario